Heidegger sostiene, tomando como ejemplo los templos de Paestum, que una de las funciones de la arquitectura es la de revelar, por oposición, la naturaleza: “La obra hace a la tierra ser una tierra”. Existe hoy en día una tendencia contraria, que consiste en adherir la vegetación a la arquitectura, eliminando toda distancia. Edificios que parecen bosques, y que de estos toman incluso su nombre. Una opción que nosotros, en escala reducida, hemos tomado en algunos edificios y estamos analizando para nuevos proyectos. Si bien los resultados nos han parecido satisfactorios desde el punto de vista estético, subsiste la pregunta sobre si este es un camino deseable para la arquitectura. Y más aún, si lo es para la naturaleza.