“Organismo en el aire” es el título de una canción de Spinetta, quizás uno de sus temas más bellos. Lo recordamos al afrontar el proyecto de un pequeño parador, cuya premisa consiste en hacer contacto con el suelo que lo sustenta en un grado mínimo. Una cuestión de sustentabilidad: preservar el preciado médano, fundamental para el ecosistema de la playa. Se trata entonces de pensar un “organismo”, y todo edificio lo es en sentido moderno, “en el aire”. Un aire que nos hace sentir, como dice la letra de la canción más adelante, una cierta ansiedad del abismo.
Construidas con una estructura metálica montada sobre un basamento comercial en hormigón armado, se levantan las cuatro torres, que conforman un conjunto que tiene gran visibilidad en el paisaje. Una imagen tecnológica donde el hierro es protagonista y que dinamiza una urbanización con gran futuro.
50 casas que proponen un equilibrio entre el edificio y la vivienda particular, buscando las ventajas de ambas tipologías. La comodidad de un conjunto con servicios y el sentido de pertenencia de una casa propia. Un proyecto que apunta a establecer un modo de vida distinto y a convertirse en marca.
Urbano de características suburbanas, un anillo que ocupa casi la totalidad de la manzana, encerrando un espacio interior que se propone como el corazón verde del conjunto. El proyecto busca potenciar las situaciones particulares del emplazamiento con especial atención al paisaje interior del jardín.