“El lujo es vulgaridad”, la conocida sentencia de Patricio Rey es una frase que no hubiera disgustado a Schopenhauer. El lujo tiene en la arquitectura muchas manifestaciones, que no se refieren exclusivamente a lo material, sino que es una forma de entender la profesión. En nuestro caso es una búsqueda en favor de la sencillez que nos aleje de lo superfluo. No es una postura crítica, simplemente nos sentimos cómodos en geografías más austeras. “Dijo, y me conquistó”, continúa la canción, y esa es también nuestra secreta esperanza.
Urbano de características suburbanas, un anillo que ocupa casi la totalidad de la manzana, encerrando un espacio interior que se propone como el corazón verde del conjunto. El proyecto busca potenciar las situaciones particulares del emplazamiento con especial atención al paisaje interior del jardín.
Construidas con una estructura metálica montada sobre un basamento comercial en hormigón armado, se levantan las cuatro torres, que conforman un conjunto que tiene gran visibilidad en el paisaje. Una imagen tecnológica donde el hierro es protagonista y que dinamiza una urbanización con gran futuro.
Dos torres de altura media conectadas por su basamento social, en el cual se desarrollan las actividades comerciales, recreativas y de descanso. Los edificios, ejecutados con materiales cálidos, se elevan sobre el paisaje y se emplazan de manera de aprovechar las vistas hacia el entorno.