Si bien, dentro de la arquitectura residencial, nuestro trabajo se ha volcado siempre más a edificios de cierta escala, nunca olvidamos las casas. Estas guardan el prestigio de lo primordial en nuestra disciplina, puesto que genéricamente un arquitecto es aquel que las construye.

Una casa conecta con el habitar en su sentido más esencial. Por eso,  cada vez que se presenta la oportunidad de proyectar una, es siempre fuente de aprendizaje, un motivo de regocijo y la posibilidad de acercarnos a un programa y a un cliente específico. La especialización crea límites que no son fáciles de superar.

En distintas oportunidades hemos explorado el proyecto de casas en serie, conocidas como “housing”, un camino intermedio de singular riqueza. Se define como un sistema que reúne el grado de libertad propio de la casa, con las ventajas de soluciones tipificadas, y el cual induce a que lo repetitivo se vea como único, y que lo singular se pliegue a los benéficos mandatos de la serie. Consiste en un equilibrio sutil que se logra a través de un trabajo arduo.