Cerramos un año no exento de complejidades, pero al mismo tiempo lleno de desafíos. Nuevos proyectos se delinean en el horizonte para el año que en breve comenzará y los que están ejecución, ocho en este momento, que completan aproximadamente 300.000 m2 de obra, avanzan a buen ritmo, cada uno en su etapa correspondiente.
La cercanía del verano motiva esta reflexión. A través de los años hemos afrontado en nuestros proyectos el tema de la pileta, un elemento rico en facetas. La pileta es estacional por excelencia y constituye un objeto cuyo deseo poderoso aumenta a la par de la temperatura.
Con la sanción del nuevo Código Urbanístico, resulta algo más complejo el análisis de la factibilidad de un lote, es decir, lo que efectivamente se podrá construir en él. Anteriormente bastaba multiplicar la superficie del terreno por un índice (FOT) y se tenía una idea de su capacidad constructiva, que a decir verdad muchas veces resultaba engañosa. La normativa actual opta por definir volumetrías y exige un análisis que, si bien antes era necesario, ahora resulta fundamental.
Fuimos invitados a participar en Sisteccer, XII Congreso Internacional de Fachadas. Nuestro aporte consistió en presentar el Distrito Quartier y las distintas respuestas que fuimos elaborando para resolver las fachadas de este proyecto que presentaba múltiples problemáticas.
Durante la pandemia, que esperamos pronto quede atrás, nos vimos obligados al trabajo remoto y, a pesar de los inconvenientes, pudimos mantenernos activos. De todos modos, creemos que la presencialidad es irremplazable para un mejor ejercicio de nuestra profesión. Nuestro estudio tiene un tamaño pequeño, nunca fuimos más de diez o doce personas, y en él tratamos de implementar una metodología participativa, donde cada uno aporte lo suyo.Procuramos que el trabajo no circule por líneas paralelas, sino más bien que todos, en mayor o menor medida, estén al tanto de lo que ocurre y de las decisiones que se toman en cada proyecto.
Si bien el urbanismo está lejos de ser nuestra especialidad, algunas veces hemos tenido la ocasión de asomarnos a sus problemáticas. Conscientes de que la relación entre urbanismo y arquitectura no se resuelve mediante un simple cambio de escala, estos ejercicios nos permitieron ampliar nuestro horizonte y volver a lo cotidiano enriquecidos.
En los edificios residenciales, que son nuestra temática principal, se piensa la relación con el espacio público, pero no el espacio público “en sí”. Esa es una oportunidad que se nos presentó ahora, con el proyecto de Quartier del Bajo, cuyo lote, adquirido en subasta pública, obligaba a la realización de una plaza abierta.
Si bien, dentro de la arquitectura residencial, nuestro trabajo se ha volcado siempre más a edificios de cierta escala, nunca olvidamos las casas. Estas guardan el prestigio de lo primordial en nuestra disciplina, puesto que genéricamente un arquitecto es aquel que las construye.
Después de muchos años afrontamos en el Estudio un proyecto de unidades de tamaño generoso, una tipología que permite algunas libertades olvidadas. Hay unidades promedio de 160 m2 y se ofrecen semipisos unificados de 320 m2. También la ubicación fue un regreso a un barrio bien consolidado y de larga tradición como Belgrano.
Nos convocaron de la Revista Architector para armar la nota central de esta edición, dedicada al proyecto Distrito Quartier. En la nota, que cuenta con una importante cantidad de material, renders, fotos, croquis y planos extraídos de la documentación de la obra, contamos todos los detalles del proceso.